Hoy es un día marcado en el calendario como especial por ser un catorce de febrero, pero créanme que para un servidor también es especial porque hoy iniciamos la cuenta atrás de los cien días que nos conducen a la meta que debería marcar un cambio en el rumbo de nuestra ciudad gracias a la voluntad y el voto de todos y cada uno de los benidormenses, que son quienes tendremos el 24 de mayo próximo el poder en nuestras manos cuando acudamos a los colegios electorales.
En los últimos días hemos sentido pavor muchos vecinos de Benidorm al ver la falta de equilibrio entre quienes nos gobiernan y quienes se sientan frente a ellos en el salón de plenos, en la cuna de la voluntad popular, donde los comportamientos de todos ellos nos han avergonzado ante su incapacidad más que manifiesta de ser personas respetables pero sin dignidad para representar a nadie de este pueblo.
Ya no vale decir y repetir que en Benidorm se han gestionado tres mil trescientos millones de euros en los últimos treinta años porque la borrachera de la cifra nos privaría de ser ecuánimes. Ya no nos vale insistir con los proyectos prometidos que nunca llegaron ni llegarán de la mano de estos hombres y mujeres caducos y proscritos. Ni tan siquiera nos vale enronquecer pidiendo que se termine aquello que está a medio construir porque sólo los necios mantienen sus oídos sordos. Y ni qué decir tiene que no nos vale suplicar a quienes llevan gobernando treinta años que no nos mientan más, que por favor nos respeten, y no merece la pena porque precisamente la mentira y el engaño es lo único que sí han sabido hacer bien mientras se han lapidado en este pueblo a base de impuestos confiscatorios la envidiable cantidad de medio billón de pesetas, cifra con la que unos buenos gestores hubieran situado a Benidorm en el liderazgo mundial del turismo, convirtiendo nuestros privilegios de la naturaleza en riqueza para todos y alegría en las miles de familias que hace mucho perdimos la sonrisa, y por supuesto, en esas otras miles de familias benidormenses que o bien ya se han marchado ante la falta de luz en nuestra tierra, o bien forman parte de la cifra de desempleados más alta que jamás ha tenido este pueblo.
Hoy la cuenta atrás ha dado inicio y ya son dos dígitos los que marcan los pasos que faltan para llegar a la meta del 24 de mayo. El partido que presido y que me ha elegido candidato a la Alcaldía de mi pueblo, Ciudadanos por Benidorm, me ha encomendado el reto de no fallar a todos Ustedes, y lo he aceptado. Las mujeres y hombres que me rodean en el proyecto me han pedido que me comprometa a sacar a Benidorm de la ruina en la que nos han metido, y me considero capacitado para aceptar ese compromiso que considero justo porque nunca debimos perder el estrellato que tuvo nuestro pueblo como ciudad turística de España y del mundo entero. Y todos en la calle, amigos y conocidos, me piden que no baje la guardia, me exigen lealtad con Benidorm y fidelidad con sus gentes, y por supuesto no cejaré en el empeño de devolver la sonrisa a todos quienes sé que confían en mi para liderar el cambio de nuestro pueblo, de nuestra ciudad, de nuestro Benidorm.
Quedan noventa y nueve días para esa meta. En breve podréis estudiar las estrategias y los planteamientos con los que vamos a lograr ese reto. El camino que nos queda no será fácil para nadie, pero recurriendo a los símiles que nos decían nuestros abuelos, “podremos perder alguna batalla, pero lo importante es ganar la guerra”, y en este caso todos hacemos falta en este proceso que ha de concluir en mayo con un cambio que coloque de nuevo a Benidorm y todos sus ciudadanos en la élite del bienestar, de la riqueza, de calidad de vida, en un entorno limpio, seguro, y con una planificación de ciudad de la que nuestros nietos se sientan orgullosos de todos nosotros.
Quedan noventa y nueve días. No se puede echar marcha atrás al reloj, pero entre todos sí que podemos darle cuerda a ese reloj para que marque las horas en punto y lleguemos sin retraso a la meta del éxito gracias al esfuerzo de todos, porque en este reto, todos somos y todos sois imprescindibles.
Benidorm a catorce de febrero de dos mil quince.
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